Tomar la casa

Antes de empezar el análisis del cuento, una breve reflexión sobre el participio -tomada- que acompaña a la casa del título. Tomar aparece con el significado de ocupar o adquirir por expugnación, trato o asalto una fortaleza o ciudad -Drae dixit-, una forma verbal con una importante carga connotativa que nos hace pensar en empresas militares de antaño, cuando se tomaban las fortalezas y las ciudades tras largos períodos de asedio; en la memoria de la historia ha quedado, por ejemplo, la construcción la toma de la Bastilla para referirse al episodio de la Revolución Francesa en el que produjo el asalto popular contra la prisión que simbolizaba el poder absolutista. Casa tomada, ya desde el título, nos anuncia un asalto, una guerra, quizás; no es casual que una de las protagonistas del relato se llame Irene -en griego, la que ama la paz-.

1 comentario:

Mario Bueno dijo...

Pienso en la acepción del verbo tomar que utilizan en algunas zonas de Latinoamérica... ¿casa borracha? ¿habitantes ebrios? ¿delirium tremens?